En el primer culto de 2025, el pastor Zebadías Escobar convocó a los cristianos, a que, desde el minuto cero de este nuevo año, “seamos responsables, tomemos en serio y nos comprometamos a realizar todo lo que nos toca hacer a nosotros en nuestras vidas”. Resaltó que la Biblia dice que “hay tierra prometida, tierra donde fluye leche y miel”, y que “de los imposibles, de las cosas que están fuera de mi alcance, se va a encargar Dios de hacer, pero de evitar las distracciones, eso nos toca y nos tocará a nosotros. Y si hacemos lo que Dios nos pide, si priorizamos guardar lo que Él nos manda guardar y nos enfocamos en lo que Él nos pide, nos va a ir bien”.
El primer culto de 2025 de la iglesia Templo Feliz Encuentro, se realizó el miércoles 1 de enero, y la prédica estuvo a cargo del pastor Zebadías Escobar.

“Hay una tierra prometida para tu vida, para la mía, para la iglesia, para cada área de nuestra vida”, sostuvo, y explicó que “el pueblo de Israel tenía una tierra prometida física, era un territorio que ellos tenían que conquistar porque Dios se lo había asignado como promesa para ellos”.
“Pero para nosotros -resaltó-, para el pueblo de Dios hoy, para la iglesia, no se trata de un territorio, de un lugar físico, sino que la palabra de Dios dice que se nos ha concedido una vida abundante en Cristo Jesús, una vida en donde él en cada área de nuestra vida pueda hacer su perfecta obra, y podamos crecer a su estatura internamente, para ser transformados a su imagen y semejanza”.

Video para ver la prédica completa del pastor Zebadías en el canal de YouTube de Templo Feliz Encuentro.
En esta primera reunión del año, Zebadías hizo un parangón de nuestra vida con algunos momentos del pueblo de Israel en el desierto, después de salir de Egipto, y cuando ya estaba próximo a llegar a la tierra prometida.
El pastor indicó que en 2025 debemos renovar nuestra compromiso de “vivir a Cristo desde lo privado hasta en el trabajo, en la familia, en la escuela, en la facultad, para que en cada área de mi vida se pueda ver a Jesús obrando”.

“EN VEZ DE DECIR ‘TENGO UN CARÁCTER PODRIDO’…”
Zebadías puntualizó que “la tierra prometida según la Biblia es el fruto del Espíritu Santo, obrando en nuestra manera de vivir, en nuestro interior, para que, en vez de decir, ‘tengo un carácter podrido’, pueda decir ‘espero este año ver si cambio algo, y que la gente cercana, que está a nuestro alrededor, la familia, pueda ver los cambios’. Pero, para eso, para hacerlo realidad, para poder conquistar la tierra prometida, vamos a tener que desarrollar una dependencia del señor”.
Además, dijo que “el Señor nos ha puesto en esta tierra para dejar una huella, para decirles a las personas que están a nuestro alrededor, o a quienes los cruzamos, si están perdidos, que se encuentren con Jesús, si están enfermos, que sean sanados, si están oprimidos por satanás, que sean liberados, si están allí deprimidos, sin paz, que se encuentren con el príncipe de la paz, por medio de nuestro testimonio, de nuestra vida, de hablarles de Jesús, de invitarlos a la iglesia”.

NECESITAMOS CAPTAR LA GUÍA DE DIOS PARA CADA DESAFÍO
Zebadías explicó que “cuando nosotros dependemos del Señor, pedimos su ayuda, es entonces que Dios nos va a dar la dirección para que en esa área que tengamos necesidad, frente a una determinada situación, podamos conquistar, dar pasos y avanzar”.
“Por eso es fundamental -añadió-, en este anhelo de entrar a las promesas de Dios, desarrollar una vida de atención a la guía de Él. Y qué importante es comprender que nuestro progreso en este 2025, como con el pueblo de Israel, no tiene que ver con nuestras ideas, ni con nuestro esfuerzo humano, como ellos no avanzaron hasta allí por sus conocimientos de la guerra o su ingenio humano, sino por depender de la guía de Dios”.
Resaltó que “nosotros, en este año, queremos formar como iglesia una cultura desde enero, arrancar ya, teniendo altares de oración, a donde ir para aprender a pasar tiempo delante del Señor y poner en su presencia cada situación de nuestra vida”.

El pastor Zebadías explicó que “vamos a tener jornadas durante este año, de 40 días y luego de 21, de ayuno y oración, porque necesitamos aprender a captar la guía de Dios para cada desafío, aprender a no confiar en nuestra propia prudencia, en nuestra autosuficiencia, sino a depender del Señor”.
NO TENEMOS QUE DISTRAERNOS NI RELAJARNOS
“Queremos arrancar este año, este primer día del año, como iglesia, proponiendo no distraernos, porque no nos podemos distraer. Si queremos entrar a la tierra prometida es necesario aprender este principio de prudencia, de tener en cuenta que no bastan sólo buenos deseos, grandes anhelos, grandes esfuerzos, sino que necesitamos no distraernos, y estar atentos a lo que Dios nos está pidiendo que hagamos”, destacó Zebadías

Por eso, indicó que “lo primero que vamos a tener en cuenta es no distraernos con lo que se ve, con lo material, y cuando las cosas salgan bien y vienen las respuestas de Dios, tenemos que seguir haciendo lo que Dios nos pide que hay que hacer. Tenemos que seguir haciendo lo que Dios nos pide, tenemos que estar atentos, porque cuando las cosas van mal, nosotros andamos prendidos al señor, ¿no? Andamos prendidos diciendo, Señor no me puedo equivocar porque vengo mal, ayunando, haciendo vigilias, de todo, pero resulta que cuando las cosas van bien, yo tiendo a confiarme, tiendo a relajarme de Dios”.
EL PELIGRO CUANDO LO MATERIAL ESTÁ POR ENCIMA DE LO ESPIRITUAL
El pastor Zebadías alertó que “es un peligro cuando lo visible, lo material, ocupa un lugar por encima de lo espiritual, porque corremos el riesgo de olvidarnos de lo más importante, de distraernos y de descarrilar de la fe”.
“Pero nosotros -exhortó- tenemos que poner nuestra mirada, no en las cosas que se ven que son temporales, sino, como dice el apóstol Pablo, en las cosas que no se ven, que son las eternas, las espirituales, que viven para siempre. Por eso tenemos que estar atentos, ya que la Biblia dice que por fe andamos, no por vista”

Finalmente, el pastor destacó que “nosotros tenemos que depender de la guía de Dios y por encima de toda respuesta material, de toda bendición de Dios, priorizar las cosas que no se ven, priorizar mi comunión con Dios, el hecho de hacer siempre lo que Él me pide”.