Generación de Cristal

Ante la denominada “generación de cristal”, los cristianos nos preguntamos: ¿Cuál es el mensaje que debe pasar a las generaciones siguientes?

Por el pastor Carlos Sokoluk

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La educación de los niños fue básicamente la misma durante más de 1.000 años. ¿De dónde nacen las dificultades que se ponen de manifiesto actualmente? Los cambios sociales son drásticos a partir de las dos grandes guerras mundiales. En los últimos 100 años se han notado rupturas en las características de los grupos de personas de una misma franja etaria. Los sucesivos grupos han recibido la designación de “generación”, llegando hasta la Z que podría haberse iniciado en el año 2000, inclusive 5 años antes.

Esta población, laboralmente activa por su edad, parece tener una debilidad que choca contra las expectativas de los mayores.  Los dichos de María Julia Oliván, periodista argentina, ganadora de un premio Martín Fierro a la “Mejor labor periodística femenina”, pusieron en relieve una controversia. Dijo que hay una generación a la que se le muere el gato y deja de trabajar. Su dicho fue, primero, título, después se convirtió en polémica. Para ilustrar este fenómeno social, denominado “Generación de cristal”, la periodista citó dos casos como referencia. El de una persona joven que se valió de la muerte de un gato como argumento para faltar al trabajo y el otro fue un pedido de vacaciones de un redactor de sólo tres semanas de antigüedad laboral que adujo, en la solicitud, “problemas personales”. Ella imaginó un inconveniente de salud, una emergencia financiera. El motivo fue, al final, una pelea con su novia. Así es la “generación de cristal” que prioriza las emociones personales, mientras que el mundo laboral y la convivencia exigen mayor fortaleza y resistencia.

Las nuevas generaciones pusieron al disfrute y al goce a la par de las responsabilidades y el compromiso”. Toda la vida se ha reconocido un número de causas para que una persona deje de ocupar el lugar que le corresponde en su quehacer. Sin embargo encontramos hoy que se espera la comprensión de la autoridad laboral por causas del momento que enfrenta el empleado. “Los motivos por los que la gente se ausenta del trabajo se han ampliado por razones que han existido siempre y que hoy están más expuestas: ataques de pánico, estrés, días femeninos”. Esta realidad habla de debilidades, de una poca musculatura de la resiliencia.

Oliván analiza además que a estos jóvenes se les favorece con impunidad por representar numéricamente la porción más grande de la torta de votantes y consumidores. El gran inconveniente se da en su vida de relación con generaciones emocionalmente más sólidas. “Es muy difícil convocar el interés de talentos jóvenes”, lamentó la periodista.  “La pasión se ha perdido un poco. Ese fuego sagrado ya no está.”

Se vislumbra un desmoronamiento de la cultura del trabajo, un culto sagrado para generaciones anteriores que afianzaron el bienestar que conocemos, atravesado ahora por un sinfín de situaciones que lo alteran, lo debilitan y lo relativizan.

“La generación de cristal cree que la emoción es la realidad completa. Y eso es una distorsión de la realidad. Es una generación que piensa que si tú me haces “sentir mal” es que tú eres malo. “Si yo sentí algo, las cosas fueron como yo las sentí”. “Es justo hablar de una generación que está poniéndole mucha más atención a las emociones y que a veces se olvida de la realidad”, en palabras de la psicóloga mexicana Daniela Ocaranza.

Su sensibilidad es frágil, vulnerable, quebradiza ante cualquier contradicción, con lo cual se estancan, no enfrentan las situaciones negativas con creatividad, con resoluciones valientes, por eso no toman decisiones que los vuelvan a insertar en la realidad. Según el sociólogo y doctor en Ciencias Económicas Jorge Elbaum, “estamos frente a jóvenes con alta dificultad para enfrentar la frustración”..: La intolerancia a la frustración, a la falta de respuesta, a la espera, querer que todo sea rápido. … Hay falsos eslóganes como ‘querer es poder’, pero no, no todo se puede: es más, la mayoría de las cosas que uno quiere no se logran, son pocas las cosas que se consiguen. Habría que revertir ese concepto. Esas pocas cosas que sí se logran son muy valiosas”, eso es lo que vale la pena enfatizar.

(Esta información fue extraída de la nota: “Generación de cristal: las fragilidades y frustraciones de los nuevos adultos y por qué inquietan al mercado laboral”, Diario Infobae, 11 de junio de 2023, por Milton Del Moral)

Podemos preguntarnos si hay algo en la Biblia que justifique la falta de resiliencia de la generación “de cristal” o, al contrario, que se contraponga a esta manera de defender su tranquilidad personal.

Los hombres y mujeres que se muestran en las páginas sagradas son héroes insertos en muy diversas circunstancias. Son jóvenes que dicen que sí a los desafíos. Son adultos determinados a llevar adelante sus vidas hasta las últimas consecuencias. Son paladines que no han retrocedido a pesar de las mayores atrocidades de la humanidad.

Pero ninguna de esas cosas los desalienta, al contario reafirma su convicción de que en la medida que sea fiel alcanzará lo verdaderamente valioso: la gran gloria, lo eterno.

Los creyentes en Cristo esperan el gozo, la satisfacción, el premio, la vida eterna como resultado de haber “peleado la buena batalla”. Son los que priorizan lo eterno por sobre lo temporal. Son los que no se dejan acobardar por el temor, no viven esquivando las dificultades, los obstáculos, el peligro. Son los que encontraron la dirección de sus vidas en las Palabras de Jesús. Apocalipsis 2.10. No tengas miedo de lo que vas a sufrir…

“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”

“… hasta la muerte” implica tiempo de espera, resistencia, intensidad y determinación, conscientes de que perdiendo es como se gana, muriendo es como se vive, renunciando es como se atesora.

Sufrir, morir, renunciar, perder, luchar, ser fiel, soportar, son verbos que hacen a la vida del discípulo de Jesús.

“El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1Juan 2.16-17

Este es el mensaje que debe pasar a las generaciones siguientes.