Llena de Dios, Norma se nos fue al Cielo para el encuentro eterno con Jesús

“A pesar de situaciones difíciles que tuvo en el pasado, nunca fue una persona amargada o con resentimientos. Al contrario, siempre transmitió gozo y hasta el final tuvo una vida rendida al Señor”, sostuvo el pastor Zebadías Escobar, al despedir a su mamá Norma, quien falleció el lunes a la mañana.

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Cuando la trompeta suene… cuando se pase lista, ahí estará Norma

Norma murió físicamente el lunes a la mañana y se fue al Cielo al encuentro final con el Señor para pasar la eternidad con Él. En la despedida, su hijo, el pastor Zebadías Escobar, destacó que ella vivió una vida totalmente entregada a Cristo. En tanto, el pastor Carlos Sokoluk, resaltó “la fidelidad de Norma, quien junto a Héctor, su esposo, ofrecieron el servicio a Dios en el Feliz Encuentro”,  y al mismo tiempo animó a todos “a permanecer en el Señor y tomar real conciencia de la gloriosa y eterna herencia que nos espera en el Cielo si somos fieles”.

“Hasta último momento le sirvió al Señor, y todo eso nos deja una vara muy alta a todos los que conocemos y tenemos a Jesús en nuestra realidad, en nuestra historia diaria. Porque ella hasta el final vivió una vida rendida a Jesús”, señaló Zebadías.

“El legado que nos dejó es una vara muy alta en la relación y el servicio a Jesús”, reiteró el pastor, “porque ella vivió una vida para el Señor, para la familia y para servir a otros. Dar, atender, siempre brindarse, ayudar y preocuparse por otro, fueron las características destacables de su historia”, comentó.

Norma llegó a Feliz Encuentro hace unos 28 años y enseguida se sumó al trabajo en la obra de Dios. Para ese entonces, Zebadías tenía 7 años, y varios años antes había fallecido la primogénita hija de Norma, a los 3 días de haber cumplido 15 años. La joven, a los 14 años, le contó que había soñado que fue al Cielo y se encontró con Jesús quien le dijo que dentro de poco ella iba a ir a su encuentro. Cuando se produjo ese deceso, Norma no dudó un instante que su hija había ido al encuentro del Señor, y por siguió trabajando más todavía para Cristo sin dejar vencerse por la tristeza.

El testimonio más impactante en su vida fue que no podía quedar embarazada, y un día un pastor le profetizó que en el vientre tenía un varón de Dios, y que iba a ser pastor. A los pocos días se hizo un análisis y resultó que estaba esperando un bebé: era Zebadías quien hoy es pastor en Feliz Encuentro junto a Carlos Sokoluk.

“Una mujer llena de Dios”

“Fue una mujer llena de Dios, que perseveró aún en las circunstancias más difíciles, y vio las promesas de Dios cumplidas en su vida. Una mujer muy sabia; tenía mucha sabiduría al momento de aconsejar. Se destacó por ser una mujer de fe, de paciencia, de compromiso. Alguien que no se visibilizaba mucho, pero era de oración, de servicio constante, que a pesar de las muchas pruebas en su vida, nunca renegó de Dios y nunca bajó los brazos en el servicio al Señor. Por todo eso, fue y seguirá siendo realmente un referente cristiano, a tal punto que su hijo llegó a ser pastor, y hoy es nuestro pastor”, ponderó la líder de red Claudia Psocik de Nichiporuk.

Precisamente, Claudia y su esposo Emilio eran, en su casa, los anfitriones de la célula que, los jueves a la noche lideraban Norma y Héctor.

Un himno que nos dice a dónde se mudó Norma

En la enternecedora despedida que dirigió el pastor Sokoluk, ocasión en que se distinguieron las características especiales de Norma en el servicio a Cristo, en la Gran Comisión, al final se entonó un conocido himno “Cuando la trompeta suene”.

Cuando la trompeta suene

en aquel día final

y que el alba eterna

rompa en claridad;

cuando las naciones salvas

a su patria lleguen ya,

y que sea pasada lista,

allí he de estar.

En aquel día sin nieblas

en que muerte ya no habrá,

y su gloria el Salvador impartirá.

Cuando los llamados entren

a su celestial hogar,

y que sea pasada lista

allí he de estar.

Cuando allá se pase lista,

Cuando allá se pase lista,

Cuando allá se pase lista,

A mi nombre yo feliz responderé.

Trabajemos por el Maestro,

 desde al alba al vislumbrar;

siempre hablemos de su amor

y fiel bondad,

cuando todo aqui perezca

y nuestra obra cese ya,

y que sea pasada lista,

allí he de estar.