En su adolescencia, una alergia corporal complicó su bienestar y tuvo que ser trasladada de urgencias. El clamor a Dios condujo a una de las enseñanzas más importantes de su vida. Junto con Cristian, su esposo, apuntan a crecer y caminar en propósito en esta nueva temporada en Posadas.
Natalia Silva, de 26 años, es oriunda del barrio de Claypole de la provincia de Buenos Aires. Está casada con Cristian Vargas y tiene cuatro hermanos. A principios de este año, se mudaron a Posadas con la meta de proyectar su nueva vida y comenzaron a congregarse en el Feliz Encuentro en el mes de marzo. En una entrevista con Diario Encuentro, compartió parte de su vida y el testimonio de sanidad que experimentó en su salud cuando era adolescente.
Ser hija y servidora no te garantiza una vida sin dificultades
Natalia conoció a Dios a los 13 años y comenzó a servir en el área de danzas en una iglesia de Florencio Varela. “Todo iba muy bien y estaba enfocada. De un día para otro, cuando ya tenía 15, comencé a tener problemas de salud a partir de un brote de alergia”, contó Siva. La joven visitó al médico en varias ocasiones y su cuadro empeoraba aún más, sin que los especialistas pudieran reconocer el motivo de la situación.
“Me mandaban medicamentos y cremas y nada funcionaba. Llegué a un punto donde no podía dormir ni mirarme al espejo. Estaba brotada desde la cabeza hasta la punta de los pies. Era mucho el dolor y me picaba el cuerpo, sinceramente sentía que me moría”, relató Silva. Y agregó: “Fue una etapa de mucha decepción. En lugar de poner mi confianza y fe en Dios, me enojé con Él y le cuestioné por qué me pasaban esas cosas si servía comprometidamente en la iglesia y mantenía los hábitos espirituales básicos”.


“Me costó entender que ser una hija de Dios y servidora no te garantiza una vida sin dificultades. Llené mi corazón de rencor y angustia. Mis papás también la estaban pasando mal y en un momento dije: Si voy a seguir así y no encuentro solución, no quiero vivir”, relató Natalia.
En uno de esos días de dolor y cansancio, Natalia se despertó con la desafortunada escena de no poder respirar. “Me llevaron a urgencias y en ese momento caí en sí de que no me quería morir. Le dije a Dios: Señor perdoname por no haber puesto mi confianza en vos y sí en los hombres. Quiero una segunda oportunidad. A la hora, yo ya respiraba bien y los médicos no entendían nada”, destacó la joven bonaerense. Natalia recibió el alta médica y volvió a su casa para continuar con su tratamiento. Su cuerpo, con el pasar de los días, se estabilizó y volvió a funcionar plenamente.
La experiencia convertida en testimonio
“Esta experiencia marcó mi vida y mi relación con Dios. Aprendí a disponer mi corazón y a depender completamente de Él, sin querer hacer las cosas con mis propias fuerzas”, manifestó Silva. Su vivencia sobrenatural impactó primeramente en la vida de sus padres, quienes a raíz de lo sucedido, comenzaron a servir en la iglesia a modo de agradecimiento a Dios.
“También en mis hermanos mayores, quienes vieron el obrar de Dios y dijeron: Ahora entendemos por qué ustedes honran y sirven a Dios. Y mis amigos, que al ver las marcas que el proceso me dejó, rápidamente asumieron que fue un milagro divino en mi vida”, expuso Natalia.
Compromiso y nueva vida
Cristian y Natalia se conocieron justo después de que ella culminara con su proceso de salud. “Teníamos amigos en común y un día me invitaron a su cumpleaños sin que él supiera. Fui de colada y ahí nos conocimos”, señaló entre risas. Tras varios meses de conocerse, se pusieron de novios y estuvieron juntos por 8 años. El compromiso matrimonial llegó el 22 de septiembre de 2023.
Hace tres meses aproximadamente se mudaron a Posadas para comenzar una nueva vida juntos; y en marzo del corriente año, pisaron el Feliz Encuentro por primera vez. “La vecina de mi mamá nos invitó a participar de una célula. Luego se realizó la reunión de mujeres y ahí fue mi primera visita a la iglesia. Allí nos animaron a congregarnos los sábados con el grupo de jóvenes, y cuando fuimos nos gustó y nos hizo sentir cómodos”, explicó Silva.




Hoy en día, Natalia y Cristian participan de la célula de Elian Ibañez y Jaqueline Dinelli, que se realiza los jueves a las 20:30 en el barrio San Ramón, de Posadas. Ambos apuntan a seguir creciendo en su vida espiritual y a descubrir los planes que Dios tiene para sus vidas.